En un mundo artificial creado y sembrado de diez mil líneas de sangre por los desaparecidos Conservadores, el linaje del joven Yama es único, tanto más cuanto que parece tratarse del último vestigio de los Constructores, la más cercana de todas las razas a los artefactos venerados en Confluencia. Ahora que el fin del mundo está cerca, Yama deberá aceptar por fin un poder tan inesperado como indeseable.