Tenemos conocimiento desde que nacemos. La madre nos da la palabra y el cuerpo que es la sede de la experiencia. El conocimiento está relacionado con la experiencia y la palabra. Dado que las mujeres ocupamos un lugar en la estructura social distinto de los hombres, la vida de las mujeres, en la mayoría de los casos ha seguido caminos distintos a la de los hombres. Esto lleva a tener experiencias distintas, a pesar de que es difícil dividir la experiencia humana en compartimentos estancos. Para algunas mujeres, en determinados momentos históricos e incluso hoy, el sentido de sus vidas ha coincido con las preocupaciones de determinadas tradiciones de conocimiento, como por ejemplo, las filósofas, las alquimistas, las ingenieras, las escritoras...