La obra que el lector tiene en sus manos constituye un estremecedor documento que, por primera vez, saca a la luz el espeluznante tema de los niños perdidos del franquismo. Perdidos porque muchos murieron en trenes de mercancías que los trasladaban a prisiones. Perdidos porque muchos murieron de frío, hambre y enfermedades. Perdidos porque la educación que recibieron se alejaba de la que sus padres querían para ellos. Perdidos porque muchos desaparecieron, fueron dados en adopciones irregulares, y nunca más volvieron a ver a sus familias. Perdidos porque nunca quisieron saber de la ideología de sus padres aquellas ideas que les habían convertido en perdedores. Su historia es el relato de un delito más de los hombres y las mujeres de la dictadura contra la humanidad.