Con la Constitución de 1978 España ha entrado en el siglo XXI en condiciones políticas equiparables a las de las naciones de su entorno. De hecho, la estabilidad del régimen democrático creado por la misma ha permitido a los españoles disfrutar de un largo período de paz y libertad, y romper con una atormentada trayectoria colectiva. Esa estabilidad, basada en la consolidación de un sistema plural y participativo, resulta sin duda el mérito más trascendental de una norma que, tras veinticinco años de vigencia, se ha acreditado como un gran espacio de entendimiento colectivo. La Constitución de 1978 tiene por objeto explicar la arquitectura jurídica y política que ha permitido hacer de la Constitución el fundamento de nuestro orden político y de nuestra paz social. Roberto L. Blanco Valdés, analiza en él, con un lenguaje accesible y partiendo de una estructura interna claramente pedagógica, no sólo las normas y principios de la ley fundamental, sino también la filosofía en que se inspiran, filosofía por la que el autor apuesta desde el comienzo de la obra.