En distintos pueblos y ciudades, en una zona u otra del conflicto, los niños del 36 vivieron una misma experiencia que nunca olvidaron, y que de un modo u otro los influyó a todos. Los niños de la guerra son hoy hombres y mujeres en la plenitud de su madurez humana y profesional. Unos cuantos ?algunos de ellos ya desaparecidos? dejaron en sus libros el testimonio de aquellos años difíciles, contaron la historia de una infancia en guerra, de una adolescencia y una juventud en posguerra. Estas páginas, nacidas de la necesidad de contar, son un testimonio de nostalgia compartida, un deseo de recobrar la memoria de unos días terribles, que no debieran volver a repetirse.