En Los niños se despiden, Cuba habla, y lo hace no sólo a través de aquellos que se marchan persiguiendo un sueño, sino a través de los que se quedan a trabajar en los ingenios. En un texto de gran belleza poética, Pablo Armando Fernández nos revela el pensamiento de los miembros de una familia y sus antepasados. Así, escuchamos a una Cuba ubicada en todos los tiempos, donde las voces que soñaron con un país libre se unen a las de aquellos que buscan una vida mejor.