La ética es un asunto estrictamente humano, pero su dominio no excluye a los animales, que no disponen del sentido de la justicia. Nuestro comportamiento con ellos no es por tanto moralmente irrelevante en la medida en que se vean afectados por nuestras acciones. No tenerlos en cuenta meramente porque no pertenecen a nuestra especie es una forma de discriminación injustificada cuya eliminación tendría un impacto extraordinario sobre las que han sido y siguen siendo nuestras actitudes y prácticas con el reino animal. Con referencias a los estudios sobre comportamiento animal, a la historia, a las tradiciones no occidentales y a la crueldad institucional que aún pervive, este libro analiza críticamente el alcance de la reflexión ética en favor del bienestar animal, en la compañía de aquellos que, desde Pitágoras hasta Peter Singer, han abogado porque, tanto desde la teoría como en la cotidianeidad de nuestras vidas, hagamos justicia con los animales.