«Llegué a Londres en un otoño de mil novecientos ochenta y no sé cuántos. Yo entonces era muy joven; tampoco está de más mencionar que, desde mi perspectiva, me disponía a vivir una especie de aventura que haría de mí un escritor mejor.» Así da inicio el prólogo de este libro de relatos de Antonio Álamo. Un viaje a Londres; una vida entre vagabundos, prostitutas, yonquis y okupas, todos ellos vistos bajo la lupa de un joven escritor en busca de material literario, de alimento de historias. El resultado: siete cuentos descarnados, antipoéticos, reflejo de un Londres decadente, asfixiado entre Margaret Thatcher y el caballo. Los seres que inspiraron los personajes de estas historias están, en su mayoría, muertos: fantasmas que asoman entre las líneas de este libro, entregando retazos de sordidez bajo la forma de literatura. Porque, como advierte el autor, «el sentimiento que con mayor facilidad sale a flote cuando se abre un libro es la superstición de estar haciendo un poco de cultura. Sin embargo, si podemos sortear dicho hábito, creo que todo nos irá a pedir de boca. Comienzo.»