• VITUPERIO (Y ALGUN ELOGIO) DE LA ERRATA

    ESTEBAN, JOSE RENACIMIENTO EDITORIAL Ref. 9788484721079 Altres productes de la mateixa col·lecció Altres productes del mateix autor
    ¡Erratas! ¡Erratas! ¡Pijoteras erratas! La errata es un microbio de origen desconocido y de picadura irreparable. Quizás Dios no sólo dijo a la mujer: «Parirás con el dolor de tu vientre», y al hombre que ganaría el pan con el sudor de su frente, sino que añadió, suponiendo al intelectual que no sud...
    Ancho: 130 cm Largo: 180 cm Peso: 118 gr
    No disponible
    9,00 €
  • Descripció

    • ISBN : 978-84-8472-107-9
    • Encuadernació : Piel
    • Data d'edició : 01/01/2003
    • Any d'edició : 2003
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autors : ESTEBAN, JOSE
    • Número de pàgines : 124
    • Col·lecció : OTROS TITULOS
    • NumeroColeccion : 46
    ¡Erratas! ¡Erratas! ¡Pijoteras erratas! La errata es un microbio de origen desconocido y de picadura irreparable. Quizás Dios no sólo dijo a la mujer: «Parirás con el dolor de tu vientre», y al hombre que ganaría el pan con el sudor de su frente, sino que añadió, suponiendo al intelectual que no suda: «Y tú, hombre, sufrirás, cuando seas intelectual, la mordedura atroz de las erratas». Así, sucede que después de que hemos corregido segundas, terceras y cuartas «pruebas»; después de que nos hemos cansado de poner ¡¡ojo!! ¡¡ojo!! al margen de las correcciones difíciles; después de que hemos leído el primer pliego salido de la máquina y hasta la hemos mandado parar para que corrigieran las últimas erratas, sin embargo, a la postre, hay erratas aún. Por eso, después de una constante experiencia de estas cosas, he deducido que la errata es un microbio independiente a la higiene del escritor y del cajista. La errata que tiene vida y sagacidad propia se disimula detrás de una supuesta corrección y no saca sus tentáculos sino después de implantada la forma en la máquina, o si aun ahí se la persigue, espera a que vayan tirados los cien primeros ejemplares correctos para brotar después. Ramón Gómez de la Serna