La novela combina dos realidades: la más cotidiana: historia de una familia desestructurada con problemas tan reales y crudos como el abandono del hogar de un padre por otra mujer y el cáncer de una madre, con la fantástica, pero en la más pura tradición de novela gótica, donde prima lo grotesco, lo monstruoso, lo subterráneo, lo oculto y lo ácido.
El punto de unión de estos dos mundos es un niño de 12 años, Tom, que conecta con otra realidad (Londres de 1717) atravesando un hueco que hay en el sótano de la casa de su abuelo. Ese hueco da paso a todo un mundo de seres ?extraordinarios?, dominados por Su Señoría, un monstruo que los mantiene esclavizados. Dos de ellos corren un serio peligro: Astra, un niña elfo, diminuta, hambrienta, de humor ácido, y el Gigante, pues pueden caer en manos del doctor Jeremiah Flint, un profesor de anatomía, capaz de cualquier cosa con tal de conseguir diseccionarlos en su camilla. Por eso no tendrá ningún escrúpulo en contratar los servicios de Rafferty Spune, ladrón de tumbas.
Tom es la única persona que puede ayudarlos. Para ello goza de dos grandes ventajas: es invisible a los ojos de los monstruos y tiene toda una serie de armas que los demás desconocen (la bebida que toma su madre resulta tener grandes poderes mágicos, y los disfraces y linternas pueden crear un ambiente fantasmagórico, capaz de ahuyentar al más valiente de los hombres de 1717).