En 1614, nueve años después de haber publicado Miguel de Cervantes El Quijote de la Mancha, apareció en Tarragona este Segundo Tomo cuyo desconocido autor, Alonso Fernández de Avellaneda, escribió para ridiculizar al autor castellano. En él se presenta a un Quijote cuya locura es menos ideal y su final menos noble que el del libro de Cervantes, pero su lectura nos permite conocer y disfrutar de la riqueza literaria e histórica de la época.