La realización de un estudio particularizado desde su fundación hasta mediados del s. III d.c. es posible gracias a la riqueza de las fuentes literarias, epiGráficas y numismáticas. La abundancia de epigrafía, especialmente para los siglos II y III ofrece además la posibilidad de estudiar aspectos novedosos en las relaciones ciudada-territorio dentro del imperio romano