Duffy lleva veintiocho años huyendo de toda responsabilidad, pero ahora parece que ya no tiene salida. Su feliz estado de adolescencia prolongada se acerca a su fin:un día el espejo le muestra unas incipientes entradas; poco después le hacen fijo en el trabajo...Pero lo peor de todo es el cambio de actitud de su novia Mel: ¡quiere que se casen!
Si acepta, ¿qué le espera en el futuro? ¿Sábados en IKEA? ¿Cenas en la casa de otras parejas donde hablarán de sus niños? Sólo de pensarlo se le encoge el estómago... No, es más: siente terror.
Mel es, y siempre será, su chica, pero ¿qué gana casándose con ella? ¿A qué tendrá que renunciar? Tendrá que compartir el mando de la tele, las cervezas de la nevera... ¿Realmente está preparado para eso?
Y ella le exige una respuesta: o todo o nada.
¿Dejará de ser soltero y sin compromiso?