Amal tiene diecisiete años y es palestina. Odelia tiene la misma edad y es judía. Las dos viven en Jerusalén. Tan lejos tan cerca: pese a haber nacido en la misma ciudad, su cultura, religión y situación política no podría ser más diferente.
Después de conocerse en un viaje estudiantil, el estallido de la Intifada separó a Amal y Odelia e hizo imposible su amistad. La periodista Sylke Tempel quiso reunirlas de nuevo en 2002 y les propuso un intercambio de correspondencia, de testimonios, e incluso dos encuentros en los que ellas pudieron conversar libremente.