Ser una persona diferente de quien somos y empezar una nueva vida con un insospechado abanico de posibilidades es una idea con la que más de uno ha soñado alguna vez. Y esto es lo que le ocurre a Martin Arkenhout, un estudiante holandés de visita en Norteamérica, que en un abrir y cerrar de ojos decide adoptar la identidad de un compañero de viaje muerto en accidente. Después de intercambiar la documentación, Martin comienza a saborear la euforia que le produce sentirse libre del pasado, pero su siniestra metamorfosis tiene un problema práctico: la identidad nueva se agota antes de lo previsto, por lo que deberá renovar la experiencia cuantas veces sean necesarias. Se inicia así una macabra sucesión de vidas impostadas, un camino hacia la nada que sólo se verá truncado cuando el azar le asigna una personalidad más compleja y peligrosa de lo esperado. En una partida de ajedrez mental tan tensa como electrizante, el duelo entre Arkenhout y su perseguidor tendrá un desenlace insospechado, en el que los deseos de los antagonistas podrían ser, curiosamente, intercambiables.
Con un tempo digno del mejor Hitchcock y un personaje que recuerda a Hannibal Lecter, Michael Pye plantea con gran habilidad narrativa la frágil estructura de la identidad humana y el deseo oculto de reinventarnos a nosotros mismos.