Lo principal en cada uno de nosotros,? escribió Alejandra Pizarnik en su diario, ?es indecible. Esta pelea contra las palabras, esta resistencia a civilizar, a congelar eso para lo que no puede encontrarse un nombre, es quizá la convicción más clara de estas mujeres, su modo de probar -como quería Cocteau- que ?poeta es quien escribe sin escribir?, a sabiendas de que sólo una epistemología del no saber (una interrogación constante al centro de lo que no vemos) puede liberarnos de lo que creemos ser, protegernos de quedar atrapados en el conocimiento, esa versión de la realidad que reduce siempre la realidad