El altar de los muertos (llevada al cine por François Truffaut en 1977 bajo el título de La habitación verde ) constituye una de las cimas del relato breve de todos los tiempos. Es una delicada y conmovedora parábola sobre el peso de la tristeza, la imposibilidad de vivir sin amor, el recuerdo de los seres queridos, la dificultad de perdonar y el misterio de la muerte. Según el crítico Thomas Stannard: «Con insuperable honradez y ecuanimidad, Henry James recoge tanto los aspectos poéticos como los patológicos de la situación... Si alguien es capaz de leer este cuento, especialmente su sublime final, sin que se le salten las lágrimas, es que es un ser sin entrañas». Una temática y estilo muy parecidos son los que recorren la trama de Maud-Evelyn , especie de historia de fantasmas sin fantasmas. Completan el volumen tres narraciones, rebosantes de humor y ternura, que exploran las grandezas y miserias de la vida artística en general y del oficio de escritor en particular: La edad madura (el mayor logro de su autor, a juicio de Joseph Conrad), La próxima vez y El árbol de la ciencia .