En el marco de una política moderadamente reformadora, la emperatriz rusa Catalina II concibió redactar un nuevo Código legislativo que viniera en sustitución del viejo Código de Alexis I, vigente desde 1649. No obstante, en lugar de crear una comisión formada por juristas y cortesanos, Catalina II constituyó una de más de quinientos miembros designados entre la nobleza, la burguesía urbana y el campesinado medio. A esa comisión, convocada en 1767, dirigió la emperatriz la Instrucción para el proyecto de un nuevo Código de Leyes, redactada de su propia mano. Con un curioso formato de máximas breves, la Instrucción expresa todo el pensamiento de Catalina II sobre la organización política del Imperio, la nueva ordenación jurídica (sobre todo procesal, penal y civil), la organización administrativa y tributaria y la estructura social de Rusia. También contiene interesantes reflexiones sobre técnica legislativa. El pensamiento de la emperatriz era escasamente original, pues ella misma no ocultó que se inspiró en Montesquieu, en Beccaria, en la ciencia alemana de la policía y, en general, en toda la Ilustración francesa (salvo la tendencia más radical). Sin embargo, refleja muy bien el pensamiento político de la emperatriz rusa y apunta algunas de las direcciones reformadoras que posteriormente siguió o, al menos, proyectó.