Pregunte a la mayoría de personas qué piensan sobre Canadá y aparecerá una serie de imágenes familiares: los picos Rocosas, las inmensas praderas, los interminables bosques de coníferas, el austero y helado norte...un mundo de naturaleza virgen y salvaje de extensión casi infinita. El contraste se hallaría en el perfil de la ciudad de Québec, emplazada sobre un peñasco que domina el ancho río St.Laurent, o en las torres góticas de la Parliament Hill de Otawa, custodiadas por la Policía Montada.