Martin Heidegger, fascinante en el aula, atrajo a los jóvenes intelectos más brillantes de Alemania de la década de 1920. Muchos de ellos eran judíos que al final tendrían que conciliar sus compromisos filosóficos y a menudo personales con Heidegger y las nefandas opiniones políticas de éste. En 1933 Heidegger se unió al nacionalsocialismo. Frustró la carrera de los estudiantes judíos y denunció a otros profesores que consideraba insuficientemente radicales. Durante años firmó sus cartas e inició sus clases con un " Heil Hitler! " y pagó las cuotas del partido nazi hasta su desaparición. Igualmente problemáticos para sus antiguos alumnos fueron sus sórdidos esfuerzos para hacer que el pensamiento existencialista fuera útil a los objetivos nazi y el hecho de que nunca abjurara de esas acciones.
Este libro explora cómo cuatro de los alumnos judíos de Heidegger más destacados asumieron la relación de su maestro con los nazis y cómo afectó ésta a su pensamiento. Hannah Arendt, amante de Heidegger además de alumna suya, llegó a ser uno de los pensadores más destacados del siglo XX. Karl Löwith regresó a Alemania en 1953 y pronto se convirtió en uno de sus principales filósofos. Hans Jonas se hizo famoso como primer filósofo medioambientalista alemán. Herbert Marcuse conquistó celebridad como intelectual de la escuela de Frankfurt y mentor de la Nueva Izquierda.
¿Por qué paso inadvertido a todos estos brillantes cerebros lo que había en el corazón de Heidegger y en el futuro de Alemania? ¿Cómo valoraron después de la guerra las tradiciones intelectuales alemanas? ¿Pudieron salvar algunos aspectos del pensamiento de Heidegger? ¿Refleja su filosofía los estudios de su juventud o los rechaza por completo? ¿Pudieron estos heideggerianos perdonar, o al menos tratar de entender, la traición del hombre al que tanto admiraban?