La India es una verdadera tentación para ir de compras, no sólo por la variedad y belleza de los artículos, sino por los irrisorios precios que tienen los productos. Cada estado, cada ciudad y cada localidad tienen sus productos característicos, aunque en Delhi se pueden encontrar gran parte de ellos a precios, como mínimo, igual de baratos.Entre los objetos típicos del país se encuentran la ropa de algodón, los pañuelos y los tejidos de seda, la bisutería y las joyas, especialmente de plata, las estatuas y objetos religiosos del hinduismo o del budismo, los instrumentos y la música india, así como el incienso.Uno de los rasgos más llamativos de la India es la religiosidad cotidiana, expresada por medio de numerosos ritos externos, especialmente coloridos en el caso del hinduismo. Abundan los templetes improvisados en negocios y tiendas, autobuses y rickshaws, o incluso en lugares oficiales, donde no faltan las flores y el incienso. Para los hindúes es habitual la visita diaria al templo, igual que para los musulmanes lo es a la mezquita. Hombres y mujeres se tiznan la frente con kumkum en señal de sumisión a lo divino.Situada a orillas del río Yamuna, Agra no se diferencia de otras ciudades por su notable ruido y contaminación. Tampoco destaca especialmente por las huellas de un esplendoroso pasado Mughal. Un solo nombre se convierte en protagonista indiscutible de la ciudad: el Taj Mahal.Agra merece una visita de varios días, y la mejor forma de orientarse es gracias al río Yamuna. En su curso hacia el norte, encontramos el Taj Mahal, el Fuerte Rojo, el Itmad Ud Daulah y algo más alejada, Sikandra. En el recorrido, la ciudad ofrece un casco antiguo repleto de bazares con artesanos de altísimo nivel.