Desarrollar y consolidar una buena relación con uno mismo no es tarea fácil. Vivir la humildad cristiana es también complejo pero vale la pena intentarlo porque su importancia es decisiva de cara a la felicidad que puede procurar el amor. La experiencia muestra que de esa sana autoestima depende nuestra paz interior y la calidad de nuestras relaciones con los demás.
Este libro se dirige ante todo a cristianos corrientes que, a pesar de sus limitaciones, se afanan día tras día por mejorar la calidad de su amor. También es una obra útil para aquellas personas menos familiarizadas con la vida cristiana. ¿A quién no le interesa conocer algo capaz de proporcionarle una paz interior estable, una autoestima sin engaños y una mejora notable de su capacidad de amar? Mucho más si, viviendo inmerso en un mundo estresante en el que reina el Prozac y otros psicofármacos, uno se da cuenta de que ya es hora de buscar una solución alternativa.
Una obra clave para ser amado, amarse a sí mismo y amar a los demás