• NOSTROMO (AVATARES)

    UN RELATO DEL LITORAL

    CONRAD, JOSEPH VALDEMAR (ENOKIA, S.L.). Ref. 9788477024255 Altres productes de la mateixa col·lecció Altres productes del mateix autor
    Lo mismo que con muchos de mis relatos más largos, la primera insinuación de Nostromo me vino en la forma de una anécdotaerrante y desprovista por completo de detalles valiosos. De hecho, en 1875o 1876, siendo yo muy joven, en las Antillas, o más bien en el Golfode México, oí la historia de un hombr...
    Ancho: 170 cm Largo: 245 cm Peso: 680 gr
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    22,90 €
  • Descripció

    • ISBN : 978-84-7702-425-5
    • Encuadernació : Cartoné
    • Data d'edició : 01/02/2003
    • Any d'edició : 2003
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autors : CONRAD, JOSEPH
    • Traductors : SANTERVÁS, RAFAEL
    • Número de pàgines : 496
    • Col·lecció : AVATARES
    • NumeroColeccion : 58
    Lo mismo que con muchos de mis relatos más largos, la primera insinuación de Nostromo me vino en la forma de una anécdota

    errante y desprovista por completo de detalles valiosos. De hecho, en 1875

    o 1876, siendo yo muy joven, en las Antillas, o más bien en el Golfo

    de México, oí la historia de un hombre del que decían

    que había robado él solo un cargamento de plata en algún

    lugar del litoral de Tierra Firme durante los disturbios de una revolución.

    Olvidé aquella historia, hasta que veintiséis o veintisiete

    años después di con el mismísimo asunto en un manoseado

    volumen cogido a la entrada de una librería de viejo. Era la vida

    de un marinero norteamericano, escrita por él mismo con la ayuda

    de un periodista. Había trabajado algunos meses a bordo de una goleta,

    cuyo patrón y dueño era el ladrón del que había

    oído hablar en mi más tierna juventud.

    Inventar un relato pormenorizado del robo no me atraía. Fue sólo

    cuando se me ocurrió que el ladrón del tesoro no tenía

    por qué ser necesariamente un consumado sinvergüenza, que hasta

    podía ser un hombre de carácter, actor y posiblemente víctima

    de las cambiantes escenas de una revolución, fue sólo entonces

    cuando tuve la primera visión de un borroso país que iba

    a convertirse en la provincia de Sulaco, con su elevada y sombría

    sierra y su neblinoso campo como mudos testigos de los acontecimientos

    provocados por las pasiones de hombres miopes para el bien y el mal.

    Al lector le corresponde decir hasta dónde merecen interés

    en sus actos y en los propósitos de sus corazones, revelados en

    las amargas condiciones de la época.



    Joseph Conrad