No estamos solos en el Universo. Somos animales entre animales, compañeros de viaje de la nave Tierra. Estudiar a los animales es estudiarnos a nosotros mismos. Dejando de lado mitos y metáforas, los seres humanos no somos ángeles ni computadoras, sino animales. No somos hijos de los dioses, sino primos de los chimpancés. El conocimiento de los animales es la base de nuestro propio conocimiento y asumir nuestra animalidad es la base de una relación armoniosa y responsable con el resto de la biosfera, a pesar de que la cultura hispánica tradicional ha dado la espalda a la naturaleza y se ha caracterizado por su desprecio e ignorancia de los animales.
Desde la fascinación por la conducta animal hasta la salvaguardia de la biosfera, pasando por las polémicas corridas de toros, la caza deportiva o la experimentación abusiva, ¡Vivan los animales! es una interesante reflexión sobre cómo abordar las relaciones con los otros seres vivos.