Plan de guerra contra Iraq ofrece una rigurosa disección de la propaganda oficial, con poderosos argumentos en contra de una acción militar a todas luces ilegal. A lo largo de sus páginas, el libro sostiene que no hay prueba alguna que demuestre que Iraq tiene armas químicas o que está implicado en una trama terrorista internacional. Al mismo tiempo, proporciona pruebas de que los Estados Unidos rechazaron una oferta de los taliban para extraditar a Osama bin Laden y de que el trabajo de los inspectores de armamento enviados por la ONU fue deliberadamente minado por el gobierno norteamericano. Brillantemente persuasivo, estamos ante un libro de lectura obligatoria para cualquiera que se preocupe por la paz y la democracia.