¿En qué momento adquiere Heidegger plena conciencia del problema del ser? ¿Cómo cabe abordar filosóficamente esta cuestión? ¿Sobre qué presupuestos metodológicos descansa una ontología de la vida humana? ¿Qué autores y qué textos marcan el rumbo de su investigación filosófica?
He ahí una batería de preguntas a las que este escrito ofrece una primera respuesta que sorprenderá a aquellos lectores que todavía no están familiarizados con la obra temprana de Heidegger. Estas «Interpretaciones fenomenológicas» sobre Aristóteles, redactadas en 1922 con cierta urgencia para optar a una vacante de profesor titular, delatan desde sus páginas iniciales una preocupación metodológica fundamental por el tema de la vida humana, en concreto, por el ser de la vida humana.