El campo periodístico es hoy en día una porción de tierra quemada donde la mentira y la manipulación de emisores y receptores configuran todo un modo de vida. Serge Halimi, ilustra un fenómeno creciente y universal: el modo en que la profesión de periodista sirve de vehículo, propaganda y defensa de los intereses de los propietarios de los medios de comunicación ligados al poder político y económico. Salvo honrosas excepciones, el periodismo en lugar de contrapoder y servicio a la sociedad, resulta una formidable maquinaria de soporte ideológico, una correa de transmisión de poder.