Una brillante indagación moral sobre la Iglesia católica que expone el papel de la misma durante el Holocausto y delinea los pasos que cree que ha de seguir ahora para reparar su culpa. En este libro Goldhagen plantea dos espinosas cuestiones. La primera es que el papa Pío XII fue «un colaborador nazi», comparable a Pétain y Laval en Vichy. Muestra que la complicidad del Papa y de la Iglesia en la persecución de los judíos fue mucho más allá de lo que habíamos creído hasta ahora. Los líderes de la Iglesia sabían perfectamente que se estaban llevando a cabo asesinatos en masa. No se declararon en contra, ni prestaron ayuda. Algunos clérigos incluso participaron en los crímenes. La segunda cuestión es que la autoridad moral de la Iglesia católica, desde los primeros tiempos hasta el presente, se ha visto profundamente desacreditada por su virulento antisemitismo. Goldhagen detalla y juzga la culpabilidad de la Iglesia y su clero. Y sugiere que debería deshacer el daño causado al pueblo judío para redimirse. Si la Iglesia se considera a sí misma una institución moral y quiere tener voz ética en el discurso público de la actualidad, tiene una deuda pendiente.