La mentira, como la locura de Erasmo, podría presentarse y pronunciar un docto elogio de sí misma, e incluso lamentar los prejuicios y los malos tratos recibidos. La mentira ha sido prohibida, alabada y creída. Ha escandalizado, consolado y divertido. La base del derecho siempre está constituida por alguna forma de mentira y el arte halla su fundamento en algún modo de entenderla. Las grandes hipótesis científicas han sido mentiras enormes, y probablemente algunas siguen siéndolo, y en las campañas electorales se propalan algunas mentiras descomunales, solicitadas a veces por los propios electores a los políticos para seguir soñando.
Este libro pretende ser un encuentro con una figura que acompaña todos los aspectos de la vida social. Se encontrará en él definiciones de la mentira: clásicas, autorizadas, nunca desmentidas en el fondo; pero también defensores de su inexistencia. Con la ayuda de los filósofos y de los historiadores, de los comediógrafos, poetas, psicólogos y mentirosos de toda laya, se pretende elaborar una especie de perfil sincrónico de la mentira e ilustrar cómo se ha mentido siempre mejor y con mayor crueldad sin decir mentiras.