Cuando Katia conoce a Timi, se da cuenta enseguida de que no es un chico corriente. A sus once años, mide sólo 98 centímetros, pero eso es lo de menos. Tampoco importa el hecho de que viva en una taquilla de equipajes. O que ésa sea, precisamente, la entrada a un mundo enigmático, conocido como el imperio de los centauros. Pero es que hay más, mucho más...