?La situación intelectual es desoladora. Los muros fronterizos que se levantaron para durar eternamente se están desmoronando. No es la Internacional de los Trabajadores la que está produciendo este desorden, sino la Internacional del Capital. Todo lo que es sólido se está licuando y evaporando, dijo en sus tiempos un Marx jubiloso. Y ¿qué hacen actualmente los intelectuales? Los intelectuales han dejado de pensar.
Los teóricos de la posmodernidad, del neoliberalismo y de la teoría de los sistemas --que, por cierto, se contradicen en todo-- anuncian a golpe de trompeta, sentados en el butacón de su despacho, el fin de la política. Y todos siguen este dictado. Todos, pero no la realidad. Es algo verdaderamente paradójico: darían ganas de echarse a reír si no fuera tan grave. Este enamoramiento de los propios límites mentales, que por si fuera poco pretende imponerse teóricamente y erigirse en guardián de la verdadera ciencia, es algo que me saca de quicio y me deja sin voz al mismo tiempo.
[...] Entre tanto, yo sigo en pos de mi objetivo, maravillosamente inalcanzable: pensar de nuevo la sociedad.?
ULRICH BECK