He aquí un libro insólito que comienza con Parménides y concluye con Heráclito. Entre lo uno y lo otro, Platón que da paso a Nietzsche y Nietzsche que da la vuelta a Platón. Nombres estos, más que autores, de líneas de pensamientos que son en realidad pretexto para ir configurando una forma de pensar y sentir a tono con el significado estricto del término estética: no el estudio de lo bello sino la experiencia de caer en cuenta o percatarse de la prolijidad de lo real. Se destaca así el impulso transgresor del pensar y los límites de la escritura filosófica en pleno auge de una suerte de organización mundial de la estupidez.