Caspar, pintor de segunda fila y miembro de un grupo de mediocres artistas surrealistas ingleses a finales del decenio de 1930, escribe sus «antimemorias» con el propósito de reencontrar a Caroline, su amour fou de juventud. Y así detalla un periplo que le lleva por fumaderos de opio, visitas a la Alemania nazi, orgías con finales imprevisibles, estancias en el manicomio y el arte en tiempos de la batalla de Inglaterra, en el cual le acompañan Paul Éluard, André Breton, Salvador y Gala Dalí, George Orwell y otros artistas que marcaron una época.
«El "cadáver exquisito", una de esas figuras compuestas que solíamos producir durante nuestros juegos surrealistas. Un artista dibujaba la cabeza, después doblaba el papel y se lo pasaba a su vecino, quien a su vez bosquejaba el torso antes de doblar de nuevo el papel y así sucesivamente, hasta que del papel desdoblado surgía un híbrido maravilloso.
»Los novelistas acostumbran a usar cadáveres exquisitos.»
«Nada hay como el placer de descubrir a un escritor verdaderamente bueno.»
A.S.Byatt