En esta obra se analiza el proceso de transición hacia la democracia en El Salvador desde una perspectiva eminentemente estructural. En concreto, se presenta un argumento que vincula el cambio de régimen con las transformaciones económicos-sociales que acontecieron en el país en la década de los ochenta. Estas transformaciones transportaron a El Salvador de una economía agraria a otra más compleja basada en el comercio y los servicios, y, al hacerlo, redujeron los costes para la elite económica de aceptar una democracia pactada. El libro documenta ampliamente estas transformaciones para acabar conectándolas con las decisiones de los actores estratégicos más importantes que participaron en el proceso de transición salvadoreño.