La primera obra que publicó Fichte, el iniciador del llamado Idealismo alemán, apareció anónima en 1792 y alcanzó una gran notierdad. No sólo es un brillante y agudo análisis ilustrado de las relaciones entre la ética y la religión en un mundo de profundas transformaciones, sino también un documento imprescindible para comprender las raíces de ese movimiento que polarizó el pensamiento del siglo XX.