AMAR, pues el amor hace ancha la sonrisa.
ANDAR, porque somos el corazón de un planeta que nunca se detiene.
BAILAR, porque el ritmo nos une en un acorde perfecto.
CANTAR, para olvidar las soledades que nos pueblan.
CRECER, para completar nuestra ruta.
ENFADARNOS, y así hablar más alto que el vecino.
ENVEJECER, y mermar como las hojas sin vuelo.
Éstos y otros muchos verbos componen un poemario sobre la vida, con sinsabores y alegrías, que la autora ha sabido hilar para hacernos sentir que VIVIR, es recordar que estamos en el presente y que conviene SOÑAR, para que los sueños se queden con nosotros para siempre y nos sintamos libres.