Loquillo, hijo de un artillero republicano que trata de evitar el avance de las tropas franquistas en el norte de Cataluña en los últimos días de la guerra civil, traza con una prosa directa e incisiva, los avatares de las familias de los exiliados republicanos a la vez que presenta una visión diferente de esa Barcelona de los años sesenta vista con la fresca mirada de un joven en busca permanente de sus raíces.
El chico de la bomba es un magistral retrato que rescata de los pasadizos oscuros de la historia a esos héroes anónimos que lucharon por la libertad y se desencantaron de la izquierda, de los movimientos musicales de la época, de la lucha de los emigrantes por su identidad, de las ilusiones perdidas de toda una generación y del descubrimiento de la figura de un padre gracias a la relación con un afamado escritor.
Una obra breve y brillante, entre la memoria y el olvido, entre la literatura y la vida, que rescata con toda su intensidad el destino individual e histórico de toda una generación.