En Nueva York se producen varios asesinatos con un denominador común: cianuro mezclado con una bebida y, en cada uno de los cadáveres, una hoja prendida con un alfiler de cabeza negra en la que puede leerse la misma frase, escrita con letra infantil: «Seis cerezas y media». La capitán Ellen Carruthers, ayudada por la doctora Abigail Reeves, toxicóloga de la policía, comienza una carrera frenética para descubrir y detener a quien parece ser un asesino en serie.