"La máxima obra gramatical y sintáctica de la lengua castellana"
Herder presenta la reedición del Diccionario de Construcción y Régimen de la Lengua Castellana, iniciado en 1872 por el lingüista colombiano Rufino José Cuervo, continuado y culminado por el Instituto Caro y Cuervo de Bogotá, y considerado por los especialistas como el mayor monumento gramatical y sintáctico de la lengua castellana.
En 8 tomos con más de 8.000 páginas, este diccionario describe las funciones y los problemas gramaticales de cerca de 9.500 voces, define minuciosamente cada una de sus acepciones, y propone, como ejemplos, innumerables textos de los grandes creadores literarios de las dos riberas del Atlántico. Además, presenta un estudio exhaustivo sobre el origen y la evolución sintáctica, semántica y ortográfica de cada palabra seleccionada. En este vasto proyecto se funden el diccionario histórico, el diccionario etimológico y un gigantesco edificio lexicográfico de la lengua castellana.
Un diccionario sintáctico, semántico, etimológico y de autoridades.
El primer diccionario sintáctico de la lengua castellana que describe las funciones y los problemas gramaticales de cada una de las 9.500 voces seleccionadas. Es, al mismo tiempo, un diccionario semántico, puesto que define minuciosamente las acepciones de las palabras. También es un diccionario etimológico, ya que ofrece un estudio exhaustivo sobre el origen de cada palabra y explica, cuando es preciso, la conjugación de los verbos irregulares, las variantes prosódicas que ha sufrido el término y los problemas ortográficos que ha presentado. Y un diccionario de autoridades, por el constante recurso al uso que han hecho de tales palabras los grandes creadores en lengua castellana de ambas orillas del océano común desde el siglo XII a nuestros días. Gonzalo de Berceo, Cervantes, San Juan de la Cruz, Andrés Bello y Gabriel García Márquez, entre otros, comparten las páginas de esta obra, que por ello es, a la vez, un diccionario de citas y de autoridades clasificadas cronológicamente.
En un principio, Rufino José Cuervo se propuso exponer las características combinatorias de las palabras o unidades de la lengua, es decir, las construcciones válidas en sus usos normales y correctos. Sin embargo, al buscar la explicación de las construcciones, se vio obligado a rastrear las modificaciones del significado de las palabras. En consecuencia, en lugar de redactar un diccionario meramente sintáctico, se remontó por los textos hasta el romance medieval, trazando la diacronía de cada término considerado sobre ejemplos recogidos a través de la historia literaria del español. Además, no se conformó con dilucidar los cambios de sentido de los vocablos, sino que se esforzó por establecer su etimología.
Muerto en 1911, Cuervo sólo vio publicados los dos primeros volúmenes de su Diccionario (que abarcaban de la letra A a la D), y dejó inédito el texto correspondiente a las palabras de Ea a Empero de la letra E. En 1942, el Instituto Caro y Cuervo reemprendió el proyecto y lo culminó en 1994, ciento veintidós años después de su inicio, siguiendo con fidelidad las pautas expuestas en el prólogo del texto publicado. Los continuadores se preocuparon, además, por incluir ejemplos tomados de autores hispanoamericanos contemporáneos, acudiendo, por otro lado, a ediciones de textos más fiables. A la luz de los grandes creadores de la lengua castellana aparecen las distintas palabras empleadas por ellos y su consiguiente explicación semántica y gramatical. El Diccionario se convierte así en una obra de citas de autoridades que subrayan el significado concreto de cada acepción al ofrecerla en su contexto.
«Una obra de importancia capital dentro de la filología del pasado, con efectos en nuestros días» Fernando Lázaro Carreter.