A través de la peripecia vital del próspero señor Dombey, cuya única ilusión es
tener un hijo que le suceda al frente de la firma que dirige, Dickens traza una
parábola del vigor de los sentimientos humanos, desde los más sublimes-como el
amor incondicional de la hija de Dombey- hasta los más sórdidos, como la
hipocresía y el orgullo. Los personajes de la novela, tan sutilmente perfilados,
forman un microcosmos fascinante; las bulliciosas calles, el colorido de la vida
comercial, los altos y los bajos barrios, un panorama diverso sometido a grandes
cambios ( es la época del ferrocarril, de la nueva Inglaterra industrial), un
mundo sufriente y esperanzado al que Dombey, en su desmesurado orgullo, da la
espalda