Ampliamente reconocido como una pieza clave en la condena y crucifixión de Jesucristo, poco se sabe en realidad acerca de la vida de Poncio Pilatos. Procurador romano en Judea entre los años 26 y 36, bajo el mandato del emperador Tiberio, Pilatos se ganó la enemistad de los judíos al ordenar que las tropas romanas desfilaran por Jerusalén con los estandartes desplegados. Con ocasión del famoso juicio sumario de Jesús de Nazaret, abandonó a éste a su suerte ante el Sanedrín, que ya había decidido su sacrificio, y posteriormente clamó su inocencia lavándose las manos. Después de una matanza de samaritanos, se constata su regreso a Roma, tras lo cual un misterioso velo cubre sus huellas. Algunos historiadores aseguran que se suicidó, otros señalan que se marchó al exilio, y unos más que se convirtió al cristianismo, encontrando la muerte el año 64 víctima de la persecución de Nerón.
Muy lejos de la imagen de alto funcionario celoso y ruin que encontramos en el Evangelio, o de la figura codiciosa y cruel que pintan algunos testimonios de su época, la historiadora Anne Bernet dibuja en estas memorias imaginarias un Poncio Pilatos en toda su dimensión humana, invitando al lector a compartir la vida íntima y familiar de un hombre cuyo destino se vio irremediablemente marcado por las palabras que un día le dirigió un tal Jesús de Galilea.