Aldo Bianchi, ciudadano argentino residente en Italia, viaja hasta La Habana donde conoce a Bini, una joven y bella jinetera que despierta en él una pasión desde hace años adormecida.
A través de Bini y de pura chiripa, Aldo descubre que su enemigo Alberto Ríos está en Cuba, escondido bajo una falsa identidad. A partir de ese momento, Aldo traza un plan de captura y venganza. Dentro del marco de una picaresca cubana de una cautivadora amenidad y desparpajo erótico, la comedia hilarante alterna con una historia de corrupción y abuso de poder. Unos zapatos marca Florsheim, comprados en Nueva York al precio de mil doscientos dólares, regalados a una mucama del hotel, cambiados por unos mocasines, robados a un lustrabotas y luego revendidos en una riña de gallos en la periferia de La Habana, darán la pista de una pareja que, tras arrollar a un ciclista, se había dado a la fuga.
El rojo en la pluma del loro es también una novela de compromiso, con un mensaje desprovisto de toda retórica y artísticamente velado dentro de una trama abundante en imprevistos.
«¿Dónde habría aprendido a moverse así? De verdá que, pa ser extranjero, bailaba muy bien. Y con cincuenta y cinco años se veía fuerte, y más joven. Era guapísimo. Pero sobre todo, muy buena gente, cariñoso.Ya llevaban juntos tres días deliciosos. Bini se sentía tratada como una novia y no como una tipa a la que le pagan. Y para su edad, no era mal palo, Aldo. Y repetidor... Vaya, ni que tuviera treinta años.»