La tercera vía es la filosofía política de Tony Blair y del nuevo laborismo en Gran Bretaña, de Bill Clinton en Estados Unidos y de Gerhard Schröder en Alemania. Defendida con energía por Anthony Giddens, la tercera vía pide que se ofrezca una estrategia para renovar el centro izquierda, que evite el liberalismo de libre mercado de la nueva derecha y el socialismo de estado de la vieja izquierda.
En Contra la tercera vía, Alex Callinicos desarrolla una crítica esencial de esta filosofía. Sostiene que los gobiernos de la tercera vía continúan con las políticas neoliberales de sus predecesores conservadores. Han potenciado los intereses de las corporaciones multinacionales, han privatizado áreas a las que Ronald Reagan o Margaret Thatcher no se atrevieron a ir, y han permitido que las diferencias sociales y económicas siguieran creciendo. Callinicos también ataca la estructura que sustenta la tercera vía. Cuestiona la idea de que la ?economía del conocimiento? nos esté liberando de las contradicciones del capitalismo, niega que el nuevo laborismo tenga estrategias coherentes para lograr una mayor igualdad o para conciliar los intereses de los individuos y de la comunidad, y afirma que lo que se conoce como ?globalización política? -lugar destacado que ocupan instituciones internacionales como la OTAN, el FMI y la Organización Mundial del Comercio- oculta la afirmación del poder imperial americano.
Callinicos asevera que la mejor esperanza para la izquierda está en la aparición de un movimiento internacional en contra del capitalismo global, con sus manifestaciones de protesta en Seattle, Praga y en otros lugares. Aquellos que quieran ver un cambio real no deberían estar extendiendo su dominio, como Blair y Clinton, sino que tendrían que estar cuestionando la lógica del mercado.