¿Dónde finaliza la democracia? Paralizada en Europa, cabalgando sobre la globalización; superada por el marketing político; detenida entre la anarquía de plaza y la apatía electoral. ¿Cómo se puede construir una «nueva democracia», después de la muerte de aquella que conocíamos? Ralf Dahrendorf, uno de los sociólogos y politólogos más prestigiosos del mundo, intenta dar respuesta a estas preguntas en este libro, de la mano del periodista Antonio Polito, corresponsal del periódico Repubblica en Londres.
Hoy en día, casi todas las naciones de la tierra definen su sistema de gobierno como «democracia», aunque la realidad es que el poder real del pueblo para autogobernarse es cada vez menor. Estancada en Europa, desplazada por la globalización, prostituida por el marketing político y empantanada en la apatía electoral, ¿qué queda de la vieja
democracia?, ¿cómo podemos construir una «nueva democracia» tras la muerte de la que
hemos conocido y que ya no funciona?
A estas preguntas cruciales de nuestro tiempo responde extensamente Ralf Dahrendorf en este libro en el que hace una valoración exhaustiva
de lo que ha significado y significa la democracia, y analiza los posibles remedios que es urgente aplicar y que el gran politólogo sintetiza en los
diez puntos siguientes:
· Cambio sin violencia; el poder puede y debe ser controlado y la ciudadanía ha de tener voz y voto en ese proceso.
· La democracia parlamentaria y el gobierno representativo seguirán siendo importantes mientras subsistan los actuales estados-nación.
· Es un error y un espejismo intentar aplicar las
instituciones tradicionales de la democracia parlamentaria hacia dimensiones más amplias del estado-nación.
· El imperio de la ley, con normas de carácter internacional, es una piedra de toque crucial para la aplicación de los principios de la democracia a los espacios más amplios que el estado-nación.
· Involucrar en mayor medida a las instituciones democráticas electivas nacionales en el proceso de decisión de las organizaciones
internacionales.
· En ausencia de parlamentos fuertes y eficaces, hay que tratar dedar voz y poder al pueblo por medio de nuevas formas de
participación ciudadana.
· La utilización del referéndum aplicado a estructuras sociales reales y definidas, auténticas «localidades» que tengan sentido para las personas.
· El fortalecimiento de la dimensión regional no soluciona ninguno de los problemas de la actual crisis de la democracia.
· Los problemas que más preocupan hoy en día a la opinión pública atañen al ámbito de la ética. Son problemas que requieren nuevas instituciones específicas: los «consejos» o «senados» éticos.
· Los demócratas no deben cerrar los ojos ante la realidad, sino que deben aplicar los principios liberales a una situación que ha cambiado profundamente.