Probablemente sea Frankenstein uno de los personajes mejor identificados en la opinión común y, sin embargo, peor reconocidos de toda la historia literaria. Desde luego, muy pocas personas podrían hoy enlazar su fábula de modo coherente y atribuir su historia a una joven escritora de diecinueve años, Mary Shelley, que irrumpió en el panorama literario con una novela de extraño profetismo.
La época en que Mary Shelley escribió Frankenstein era muy parecida a la nuestra. Fue el momento de una revolución sin precedentes en todos los órdenes humanos ?el progreso científico, las ideas filosóficas y estéticas, los modos de vida? que modificó las certezas y los hábitos sociales. Como está ocurriendo en nuestros días a raíz del auge de las nuevas tecnologías de la información y los avances en el campo de la investigación física y genética, entonces los progresos en la química y la biología permitían augurar expectativas triunfales en la reconstrucción de un orden natural que atraería más tarde la remodelación social.