En la Inglaterra del siglo XIII, las luchas por el trono enfrentan a los partidarios del rey Enrique con los seguidores de Simón de Montfort. Nadie sabe en manos de quién va a quedar el poder y la intranquilidad se ha adueñado del país. El barón de Fitzwarren ha perdido toda su fortuna por apoyar la causa de Montfort y ahora intenta saldar sus deudas vendiendo la única posesión que le queda: su hija Alyce. El comprador es Robert Wardell, un hacendado comerciante de Londres. Aunque no es el mejor partido para entroncar con la sangre noble de los Fitzwarren, es lo bastante rico como para acabar con sus problemas financieros.Al fin y al cabo, ¿quién dijo que los matrimonios debían celebrarse por amor?UNA NOVIA SIN DOTE
En el castillo de Colmaine todo está listo para el enlace pactado entre la hija del barón y el rico mercader. En una de sus torres, lady Alyce observa la llegada del hombre que esa misma noche habrá de convertirse en su esposo y que se la llevará para siempre lejos de su hogar, a un Londres en el que, con toda seguridad, sólo le aguardan peligros y días solitarios. Porque Alyce está convencida de que el rico y arrogante Robert Wardell nunca ha de amarla. Ella, por su parte, tampoco tiene ninguna intención de entregarle su cariño. Tal vez haya comprado su mano, pero no su corazón.UN MERCADER SIN AMOR
Como muchos otros comerciantes de Londres, Robert Wardell está atrapado entre su lealtad al tiránico rey Enrique y la oferta de unirse a aquellos que quieren derrocarlo. Su matrimonio con lady Alyce Fitzwarren es la mejor manera de proteger su vida y su negocio, sea quien sea el vencedor. Al fin y al cabo, ella es hija de uno de los partidarios de la revuelta y su noble cuna siempre será una garantía si las cosas se complican. Además de la conveniencia del matrimonio, Robert tiene claro que lo último que quiere de lady Alyce es amor. Ya sabe muy bien qué es amar y sufrir por ello. Y no está dispuesto a que ninguna mujer vuelva a causar en él los estragos de la pasión.