Mantener un entorno de confianza y alegría es imprescindible en la educación.
Tenemos que observar los ámbitos en que se desarrolla el niño y la niña: la familia, la casa, la calle y la escuela, para precisar la misión educadora de padres y educadores profesionales, entre quienes se reparte la responsabilidad educativa.
El trabajo pedagógico oscila entre el ideal que los educadores tienen en la mente y la realidad del día a día. Ambos deben aparecer con su belleza propia, presentados en un ámbito de confianza y alegría.