Cumple una de las funciones que debe tener todo relato: entretener. Y entretiene por la originalidad de un argumento que atrapa al lector desde la primera página hasta la última: un anciano llama a su hijo para decirle que acaba de morir. Éste piensa que es otro ataque de demencia senil del padre, pero la cosa se complica cuando el médico confirma la muerte del anciano.