Un canto a la tenacidad vasca; a la entrega de una vida, por una apuesta, por un ideal de vida. En 1900, con 15 años, Guillermo Larregui había salido del barrio pamplonés de Errotxapea, rumbo a América. Tenía cumplidos los 49 años cuando hizo la apuesta de irse con una carretilla desde la Patagonia a Buenos Aires; total, 3.400 kilómetros no son nada para un vasco que ha dado su palabra. Fue su primer viaje. Luego siguieron catorce años tirando de la carretilla y de una aureola de popularidad y reconocimiento. Desde las cataratas de Iguazú, donde se quedó a descansar para siempre, Larregui nos sigue recordando que, con empeño, los vascos pueden conseguir lo que quieran. Vivir libres, por ejemplo.