Más allá del Aikido, el Taichi o el Yoga, la práctica del bastón chino reúne lo esencial de estas tradiciones orientales y nos permite alcanzar un alto grado de armonía con la naturaleza y con nosotros mismos. Como un funambulista que mantiene el equilibrio en la cuerda floja de la vida, el Yug-do es un medio eficaz para estar alerta, desarrollar la conciencia e interactuar con acierto ante los rápidos cambios a los que está sometido nuestro mundo.